Hace mucho tiempo, cuando JaeHyun era un bebé, fue
abandonado en el bosque. No se supo nunca el motivo ya que el paradero de sus
verdaderos fue siempre desconocido. Más allá de eso, el anfitrión, en ese
momento muy joven, no dudó en adoptarlo para que formara parte de la familia
del circo. El lugar era de lo más extraño, había una diva deformada, una bestia
que devoraba todo lo que veía, un hombre de dos cabezas, el mismo anfitrión era
llamativo, más allá de su puesto, midiendo 10 metros con quién sabe qué cosas
en sus pies.
Todos tenían algo extraño en ellos, y JaeHyun no era la
excepción. Su particularidad era la no reacción, no importaba lo que le
hicieran, sus facciones permanecían siempre neutras. Su mano podía estar
ardiendo y él ni se inmutaría, podrían meterlo en agua congelada y su rostro
permanecería igual. Nada podía hacerlo cambiar, hasta que llegó aquella
criatura. Era un ser jamás antes visto, con el que nunca se había topado, algo
nuevo y extraño, más extraño aún que las cosas que veía en el circo. Al ver a
ese ser, por primera vez en su vida, una ceja se alzó, dejando ver un rostro
confuso y curioso. Era una loba, herida, maltratada con dos crías detrás. Puede
que para muchos fuera algo normal, no que ven todos los días, pero común a fin
de cuentas. Para JaeHyun no era así. Jamás habían tenido la necesidad de tener
animales por las propias atracciones que eran todos, por lo que al toparse con
un animal real quedó asombrado. Intentó acercarse, pero la loba gruñó, haciendo
que se quedara en su lugar, observándola aún con la ceja levantada. Su pelaje,
su hocico, sus orejas, sus patas, todo era nuevo para él, y quería observarlo
más de cerca. Sin darse cuenta dio un paso hacia adelante, y otro y otro, sin
percatarse de que la loba seguía gruñendo. Su mano estaba extendida, creía que
sería como los nuevos integrantes, como cuando recién entran que les extiendes
la mano y se acercan, pero este era un animal salvaje, y su reacción fue muy
diferente.
No supo en qué momento fue, pero la hembra atacó su mano,
mordiéndola, clavando sus dientes, logrando que sangrara a más no poder. Sin
embargo, la herida estaba infectada, eso podía apreciarse, así que se quedó sin
energías pronto, haciendo que los cachorros se acercaran y lamieran el rostro
de su madre. Al ver tal condición, los más pequeños se voltearon a ver al
humano que, parecían creer, había provocado que su madre cayera. Le gruñeron y
comenzaron a ladrar, intentando alejarle.
A pesar de esto, JaeHyun seguía perdido en su mundo,
observando la mano destrozada, notando como la sangre manaba de esta sin
impedimento alguno. Parecía sentir algo, por primera vez, aparte de esa
confusión y curiosidad, podía sentir algo en el cuerpo: como su vida salía a
través de su mano. Se estaba desangrando. Antes de que se desmayara llegaron
los del circo, encontrándose con la situación y llevándolo lejos de los
animales.
Al despertar estaba con la mano vendada. "Tienes suerte
de que no te arrancara un dedo" la voz del anfitrión resonaba donde él
descansaba, por lo que giró la cabeza para poder verlo, volviendo a su
semblante neutro de siempre. "¿Qué era esa cosa?" cuestionó el menor,
mostrando por primera vez en su vida, curiosidad por algo ante alguien.
"No es una cosa, era un animal, una loba" contestó tranquilo, notando
aquel cambio pero sin decir nada al respecto.
Luego de obtener su respuesta volvió la vista al techo,
pensado. Una loba, un animal, algo más extraño que nosotros. Esos pensamientos
llenaban su mente, por lo que decidió, a los pocos días, salir de viaje, despedirse
de todos, averiguar aquello que no sabía para que nada volviera a tomarle
desprevenido. Por desgracia, las mordidas de la loba serían permanentes, por lo
que ahora usa guantes muchas veces para que nadie se le quede mirando.