u.u

Bueno, esto es extraño... Por algún motivo, no sé si será la pc o qué, no me deja ver antiguas entradas: los capítulos de capricho oculto, los poemas, nada. Así que si ven que algo necesita edición o algo así les pido paciencia u.u Al menos hasta que blogger deje de estar tan fgdhsagfksaf -se contiene- ^^



Adivinen quién volvió~

Bueno, como volví de viaje probablemente esté subiendo cosas de nuevo xD

Entre ellas un pequeño fanfic JongTae que empecé, aunque aún le faltan muchas cosas :P pero bue, es un comienzo(?)

Mis vacaciones fueron.... Extrañas xD pero me la pasé bien :3 ahora solo me queda estudiar TT-TT pero bue, lo peor es que no volví muy quemada xD cosas que pasan(?)


Capricho oculto-9


Sonreí ampliamente al escucharle, dejando que me besara el cuello. Se sentía tan bien, estaba tan relajado y tranquilo que nada podría arruinarlo- También te amo.. Mucho... Deasiado... -susurré aferrándome nuevamente a él. Mi sueño no estaba presente pero de todas formas estaa relajado.
Al escucharle le miré sonriendo- No... De hecho no... ¿Y tú? -pregunté con una voz suave, haciendo figuras amorfas en su pecho con mis dedos.

Para nada... -comencé a estirar las extremidades y llevé la cabeza hacia atrás por estas acciones, golpeándome con el respaldar.
-¡Demonios! -gruñí apretando los dientes, sobándome la cabeza.
Estuve un momento con los ojos en el techo, y luego le miré. Bajé de la cama, parándome al lado de ésta.
-Acuéstate boca abajo- pronuncié con una media sonrisa, tronándome los dedos esperando a que me hiciese caso.

Sonreí una vez más hasta que escuché el golpe y como maldecía- ¿Estás bien? -pregunté más que preocupado por el golpe. Besé su cabeza, en un típico intento por "calmar" el dolor cuando le vi levantarse.
Sin comprender demasiado el por qué le observé, escuchando sus palabras- ¿Eh? ¿Que me acueste? -pregunté observando la cama mientras poco a poco me acomodaba. Terminé de recostarme boca abajo, observándole- ¿Así? -pregunté nuevamente, intentando comprender y sin hacerlo al ver que se tronaba los dedos- Te harás mal... -susurré divertido.

Está perfecto... -tomé de uno de los cajones de la mesa de luz una botella. Me quité la camisa del pijama para evitar mancharme- Quítate esto... -susurré a su oído "pellizcando" su camisa, ya que quería evitar cualquier obstáculo.
Cuando todo estuvo listo, coloqué las rodillas alrededor de los muslos de Vladimir. Serví el contenido de esa botella en la palma de la diestra y froté ambas manos. Comencé con el toque en un vaivén desde la parte baja de su espalda hasta el cuello, donde las manos se separaban para llegar a los hombros. Masajeé también los bordes de su cintura, desviándome por su abdomen. Me incliné mientras seguía con los masajes- ¿Te gusta? -le susurré con una sonrisa felina y un tono pícaro.-

Observé como sacaba una botella de uno de los cajones sin comprender qué contendría. Al escucharle me estremecí levemente, quitándome la prenda superior del pijama.
Una vez listo sentí como se colocaba sobre mí, rozando mis muslos. No pude evitar sorprenderme, realmente no me esperaba que comenzara a hacerme masajes. Me relajé notablemente, entrando en una especie de trance, producto de sus caricias y movimientos.
Le escuché pero no quería responder, estaba demasiado cómodo, por lo que solo emití un sonido parecido a un gruñido que confirmaba su pregunta mientras yo sonreía tontamente. Se sentía deliciosamente bien la forma en la que sus manos recorrían mi espalda.

Presionaba más las palmas, evitando que le causara dolor, para que le resultara mejor. El aroma que desprendía ese aceite era embriagador, una mezcla entre frutos rojos, o algo así.
Filtré las manos nuevamente por su abdomen hasta su pecho, masajeando también sus pectorales y descendiendo otra vez. Volví a inclinarme- ¿Sabes? esto tiene sabor...- murmuré y lamí con descaro su espalda, siguiendo la línea de la columna desde el elástico de su pijama hasta el cuello, dejando una leve mordida en uno de los lados de éste.
Seguía con el accionar, la forma en que se relajaba me daba un cierto bienestar luego de esa situación tan incómoda para él.

El aroma del aceite invadía mis fosas nasales, haciendo que me relajara aún más. Estaba en trance, pero al sentir las manos que invadían mis pectorales volví un poco en mí, escuchando sus palabras antes de que el movimiento de su lengua sobre mi espalda provocara un gran estremecimiento en toda mi columna- L-Lawrence... -susurré con una voz tan relajada que ni siquiera me reconocí. La mordida me hizo sonreír, solía ser muy cariñoso cuando quería, y eso era lo que me encantaba de él, lo que había hecho que me enamorara tanto.
Mis brazos descansaban en el colchón, no siendo más que peso muerto sobre este, al igual que todo mi cuerpo. Podrían tirarme por toda la habitación y sería igual que tratar con un saco de papas.

La forma en que pronunció mi nombre me hizo estremecer, dándome escalofríos.
-No te duermas... -susurré con una sonrisa, parecía que aquellos masajes tenían buenos efectos.
Salí de encima suyo y manipulé su cuerpo como quise, siempre con suavidad. Lo dejé boca arriba esta vez.
Volví a colocar el aceite y frotar ambas palmas. Comencé con el recorrido por sus hombros, luego por sus clavículas, cuello, pecho. Bajé por su abdomen hasta que la ropa no me permitió seguir y subí nuevamente.
Las manos se condujeron solas por los costados de su cuello, el cual estaba completamente estirado, y cuando llegué a los lados de su rostro le besé. Primero con el contacto de los labios, luego atrapé sus labios con los míos e introduje la lengua suavemente, profundizando esto.

Suspiré suavemente, completamente relajado. Pude sentir como se salía de encima mío, moviéndome a su gusto. No tuve ningún problema con ello, después de todo era mi rey quien me manipulaba y tampoco tenía muchas ganas de moverme.
El nuevo recorrido de sus manos me hicieron estremecer, dejando salir el aire en una larga exhalada. Las sensaciones que recorrían mi cuerpo eran tales que no llegaría a describirlas todas, era tan relajante y excitante a la vez que creía que exploraría en cualquier momento.
Antes de que me diera cuenta, sus manos ya estaban a los costados de mi rostro. Sentí ese pequeño contacto de sus labios, correspondiendo a su beso y permitiéndole entrar en mi boca a su lengua, enredando la mía con la ajena.
Una de mis manos se alzó hasta su rostro, acariciándole con suavidad.

Continué con el masaje mientras le besaba, desplazándome por los bordes de su torso y deteniéndome en sus pectorales. Con los pulgares acariciaba apenas rozando ambos pezones, a la vez que con el resto de los dedos me sujetaba a su piel. Puse en contacto ambos cuerpos, apoyando los codos en el colchón. Imité su accionar, acariciando la piel de su rostro, pero luego llevándola a sus cabellos, hundiendo los dedos en los mismos. Con cuidado le sostuve de allí, moviendo su rostro para que sus labios quedasen en mi cuello, indicándole que deseaba que hiciese lo que fuera en esa zona.-

Suaves suspiros escapaban de mis labios al sentir la forma en la que tocaba mis pezones, provocando que se volvieran duros rápidamente.
El contacto de su piel era tan perfecto que simplemente me hacía enloquecer, perdiendo el control de mis acciones. Suspiré una vez más, sintiendo como enredaba sus dedos en mi cabello, dirigiéndome hacia su cuello.
Al estar allí le miré sonriendo de lado antes de lamer la zona, mordiéndole con suavidad, volviendo a lamerle, recorriendo todo con su lengua.
Mis manos también se enredaron en el cabello de mi rey, acercándolo cuanto podía mientras mis dientes se rozaban la perfecta piel de mi Lawrence. Suspiré y volví a alejarme para poder besarle con desespero, quería besarle, besarle como jamás antes lo había hecho y era lo que tenía planeado hacer.

Correspondí su beso con una sonrisa, más aún por la sensación que había dejado en mi cuello. Que haga aquello en mi punto débil hacía que quede a su entera disposición.
Deslicé lentamente las manos a sus caderas y eché la espalda hacia atrás, acostándome y quedando la cabeza propia cerca del pie de la cama, dejando a Vladimir encima. Acaricié todo su torso rozándolo y luego como si lo masajease.
-Pensé que ibas a quedarte dormido... creo que me equivoqué- reí con la voz ronca, más aterciopelada que de costumbre.-

Me dejé hacer, quedando encima de él mientras disfrutaba de sus caricias, suspirando ante el masaje.
Al escucharle sonreí divertido- ¿Cómo podría quedarme dormido contigo cerca? -pregunté antes de inclinarme para besar sus labios.
Mis manos descansaban en sus mejillas, bajando a su cuello y luego a su torso, rasguñándole apenas.

- Pareces muy seguro de tus palabras...- inquirí sonriendo y luego fusionando los labios de ambos en un beso más bien pasional y profundo.
Solté un suspiro ronco por aquellos rasguños leves en el torso, que a la vez de causar un cosquilleo me hizo ladear apenas la cabeza por un escalofrío que surcó toda mi columna.
Le abracé con fuerza por sus caderas con los ojos fijos.- Hermoso... -dejé repetidos y cortos besos en sus comisuras, luego en aquellos labios que me enloquecían, prosiguiendo por el cuello majestuoso que tenía.
-¿Qué es lo que deseas en este mismo instante? -interrogué con curiosidad. Estaba dispuesto a hacer lo que sea, no sólo en esos momentos, sino también en los que seguían.
Separé apenas nuestros rostros y cambié a una voz más grave y segura, sin dejar los sentimientos atrás.- Te amo, Vladimir... -acomodé la nariz por sobre sus hombros, encajando perfectamente el rostro en su cuello- creo que ni esas palabras alcanzan, me temo... -susurré con una expresión de felicidad pura.

-Lo estoy... -susurré correspondiendo su beso con entusiasmo. Sonreí internamente por el suspiro de Lawrence.
Reí suavemente al sentir los besos en aquella zona, estremeciéndome cuando pasó al cuello- ¿Qué deseo? -volvió a verle y clavó su mirada en los ojos ajenos al escucharle. Me dejé hacer, notando su respiración en mi cuello.
Mi sonrisa embobada era tal que no sabría cómo explicarla. Me aferré a él, abrazándole con fuerza mientras intentaba contenerme para no devorarlo en ese instante. Quería disfrutar de aquel momento aunque fuera un poco más.
Besé su frente, luego su mejilla y por último de nuevo sus labios. Le miré a los ojos y sonreí ampliamente- Mi rey... Mi Lawrence... Mi amor... Te amo... Tanto que no sé de lo que sería capaz por ti... Haría lo que fuera... -volví a atrapar sus labios en un apasionado beso, rogando porque ese momento no terminara nunca.