Denme una señal...

Quiero llorar hasta que no queden lágrimas en mis ojos
Quiero desahogarme y soltar el nudo de mi interior
Quiero que me consuelen para saber que hay alguien
Quiero que todo vuelva a ser como era antes

Todo lo que necesito es un abrazo
Un cariño y saber que no estoy sola
Que alguien me diga: "Tú puedes"
Solo eso pido...

Estoy enojada, frustrada, molesta
Yo solo quiero hacer lo que amo
¿Tan difícil es querer eso?
Por favor, tan solo déjeme hacerlo

Quiero llorar para desahogarme
Quiero desahogarme para que me consuelen
Quiero que me consuelen para que todo vuelva a ser como antes
Quiero que todo vuelva a ser como antes... Para poder ser yo otra vez


Malvada, déjame seguir escribiendo!

Que bronca!!!!! DIOS!!! Me faltan solo uno o dos capítulos para terminar mi fanfic de SHINee!!!!! Cabecita, qué pasó con todas tus brillantes ideas??? Has que vuelvan!!!!


Un reto más que interesante

-Oye hyung, te tengo un reto preparado
-No me harás romperme de nuevo la cabeza con tus ejercicios matemáticos, ¿verdad?
-Ay, que poco me conoces hyung, me decepcionas...
-¿Yo te decepciono? No dijiste eso la otra noche...
-No sé de qué hablas, ¿la otra noche? Yo estuve siempre en mi habitación jugando
-Como digas... Entonces, ¿cuál es el reto?
-Hay alguien entre nosotros que está bastante enamorado de tu voz... Te reto a que descubras quién es
-¿Seguro no eres tú?
-¡Ja! Yo solo estoy enamorado de MI voz, nadie me supera
-Con que alguien de nosotros, ¿eh? Será divertido averiguarlo... No me ayudarás, ¿verdad?
-Lo siento hyung, mi Starcraft me espera
-Amargo...


Les interesaría que escribiera algo con este comienzo????

I wanna comeback to the old days

Taaaaan mal amiga soy? u.u
Siempre me pasa lo mismo... Se me enojan por nada...
Con razón termino tan sola :D
Solo espero poder volver a lo que era...


Mi pequeña casualidad-21


Luego de los regalos, el pastel y muchas risas se decidió que finalmente era la hora para salir. El menor de todos fue el primero en estar en la puerta, con su abrigo y una sonrisa enorme. Se encaminaron al auto del vocalista para dirigirse al bar al que los había llevado Jinki tiempo atrás.
Al llegar al lugar bajaron y entraron. Había mucho movimiento y emoción por todos lados. Al escuchar la música Taemin empezó a bailar descontrolado, causando risas entre sus amigos, quienes también comenzaron a bailar al ritmo de la música. Por supuesto, Tae y Key eran quienes más destacaban y obtenían las miradas de todos quienes pasaban, lo cual no les gustaba ni un poco a los otros. Ya se había vuelto una costumbre que cuando alguien se acercara entre todos lo echaran a patadas si hacía falta pero esa noche, obviamente, tenía que ser diferente.
Unos ojos oscuros y una pícara sonrisa observaba todo desde la barra, el pequeño grupo de “niños”, como solía decirles, bailaba sin parar- Tsk… Esta vez me las pagarás bailarina…. Y tú también princesita… -dijo por lo bajo mientras terminaba su tercer vaso de vodka de la noche.

-Ya vengo, voy al baño –dijo sonriente el menor de todos, saludando con la mano tímidamente a Minho que era con quien bailaba en esos momentos
-Arasso, no tardes –dijo Key antes de volver a intentar hacer bailar como él quería a su novio
-Catch you… -dijo Kangin al ver a la bailarina dirigirse al baño, y sin dudarle caminó hacia allí, entrando a los pocos minutos- Me extrañaste? –preguntó sin rodeos antes de tomarlo por los cabellos y tirarlo al suelo- Que bueno que tus amigos no están aquí… No podrán escuchar nada… -dijo mientras trababa la puerta de los baños y volví a ver al otro, quien comenzaba a levantarse con los ojos como platos al verle allí
-D-Déjame en paz… Notarán que tardo en volver y vendrán… Incluso con la seguridad si hace falta –dijo intentando parecer más seguro de lo que se sentía
-No tardaré, solo quiero darte una pequeña lección… -sacó de su bolsillo una navaja- Tienes un rostro muy bonito, sabes? Qué pasaría si lo destrozo? Seguiría siendo bonito? –preguntó a la vez que se acercaba cada vez más. Tiró su brazo adelante para intentar hacerle un corte pero el menor lo esquivó rápidamente, dirigiéndose hacia la puerta pero cayó al suelo con Kangin sobre él.
-Vete de aquí!! Déjame en paz!! Ayuda!!! –gritaba sin contenerse pataleando para sacarse al más grande de encima, pero todos sus movimientos fueron detenidos al sentir la navaja bajo su cuello
-Calladito te ves más bonito, no conoces ese dicho? –preguntó tranquilo aunque con el menor debajo suyo. Al fin lo tenía en sus manos. Unos golpes en la puerta pudieron escucharse
-Tae? Estás bien? –la voz de Minho era claramente preocupado por la tardanza del menor
-Dile que estás bien… Que en unos minutos sales… -susurró aún con la navaja en su cuello
Entre sollozos asintió- N-Ne… N-No tardo Minho… Ya salgo… -intentó decir sin parecer demasiado asustado, pero su tono de voz no pasó desapercibido para el otro.
-Muy bien… Parece que la bailarina aprende rápido bajo presión –dijo tomándolo por el cabello para que se levantara. Un vez que ambos estuvieron de pie lo estampó contra la pared, al lado de la puerta- Ahora sí saldarás todas tus cuentas conmigo… -dijo mientras pasaba su arma suavemente por su rostro, sin hacerle nada aún. Los sollozos de Taemin eran claros pero intentaba controlarse- Oh… Tienes miedo? Bien… Eso es lo que quiero… -presionó un poco más su filosa extensión pero cuando estaba por moverla tiraron abajo la puerta. Los guardias del bar, junto a Donghae, Jinki, Minho, Key y Jonghyun, entraron a la fuerza, tomando a Kangin, tirándolo al suelo y sujetándolo fuerte para que no se escapara
-Pero qué rayos…? –se quejó intentando resistirse sin mucho éxito
-Sáquenlo de aquí… Tiene la entrada restringida al bar de por vida –dice Donghae saliendo junto a sus guardias y el muchacho. Le esperaba un buen rato en la comisaría
-Tae! –Minho fue el primero en acercarse junto con Key- Estás bien? –preguntó preocupado, sujetando su rostro entre sus manos, obteniendo un leve asentimiento por parte del “herido”.
Sin dudarlo lo abrazó con fuerza-Ya pasó… No te preocupes… -dijo tranquilo, acunándolo entre sus brazos.
Al ver la situación Onew se acercó para tomar a Key entre los suyos- Dejémosle un poco a solas… -le susurró al oído, empezando a caminar para salir de allí, llevándose a Jonghyun también
-Minho… Tuve mucho miedo… -sus sollozos regresaron en cuanto se quedaron solos, por lo que ocultó el rostro en el pecho del mayor
El mayor no dudó en contenerlo, abrazándole con fuerza, intentando hacerle entender que todo estaría bien- Calma Tae… Quieres que salgamos de aquí? –preguntó acariciando su cabello suavemente. Al sentir el asentimiento por parte del otro lo tomó de la mano, haciendo que ambos se levantaran, saliendo del baño rápidamente, dirigiéndose a la salida del lugar
Jonghyun pudo ver a los menores ir hacia la salida, iba a acercarse cuando sintió que le tomaban de la muñeca. Volvió la muñeca y notó a Key, quien negó suavemente con la cabeza. Volvió a mirar hacia la puerta para ver que ya se habían ido, por lo que suspiró suavemente antes de volver a bailar con la pareja.

-Ven… Conozco un lugar que te gustará –dijo tranquilo mientras tironea de su mano para que avanzaran más aprisa
-A dónde quieres llevarme Hyung? –preguntó tranquilo, notando como su ánimo regresaba poco a poco gracias a la presencia del otro
-Es sor-pre-sa, ya te enterarás –sonrió antes de darse la vuelta y quedar de frente al más bajo- Cierra los ojos
Al escucharle le miró algo sorprendido pero le obedeció sin rechistar- Qué es Hyung? –preguntó a la vez que sentía como le hacía caminar
-No lo sabrás hasta que lleguemos –rió levemente tirando un poco de la mano del menor hasta que llegaron a un parque. Como era de noche no había nadie pero eso lo hacía más hermoso, se podía apreciar su belleza por completo-Puedes abrirlos Tae –le avisó quedándose a un lado para que el otro pudiese apreciar todo el parque
Al abrirlos se quedó con la boca abierta, era magnífico aquel pequeño lugar- Aigo… Es hermoso Minho… Cómo lo has descubierto? –preguntó volviendo a mirar al más alto
-Suelo salir a caminar por las noches… Y pensé que te gustaría… -acarició suavemente su cabeza, mirándole algo enternecido- Estás mejor?
Se dejó acariciar, sonriendo tímidamente, asintiendo a su pregunta- Ne… Gomawo Minho… -mantuvo su tímida y tierna sonrisa, sonrojándose un poco al darse cuenta de la situación en la que se encontraban
-No es nada… Me gustas más sonriendo –dijo sin darse cuenta realmente del peso de sus palabras
-Q-Que yo… -le miró sorprendido por sus palabras, sonrojándose aún más y bajando la mirada totalmente apenado- Hyung… Yo te gusto? –preguntó aún con la mirada baja
La pregunta le tomó totalmente por sorpresa, por lo que sus mejillas rápidamente se tornaron rosadas como las prendas de su compañero de clase. No sabía qué decir, estaba en blanco, por lo que solo pudo hacer una cosa de la que estaba completamente seguro. Se acercó al menor hasta quedar frente a él, levantó su mentón con su mano y se acercó a él, probando finalmente el sabor de aquellos pequeños labios que tanto había deseado desde casi el comienzo de todo.
Siguió con la mirada baja hasta que notó la cercanía del más alto, dejándose levantar desde el mentón. Al sentir sus labios sobre los propios abrió los ojos un instante, cerrándolos luego para corresponder tímidamente el beso. Al fin, luego de tanto tiempo sin dormir por pensar cómo sería tocar sus labios, probarlos y saborearlos, al fin lo estaba haciendo, estaba besando a Minho! Empezó a corresponder con un poco más de entusiasmo. Finalmente empezaba a entender un poco mejor la situación y lo que él sentía por el otro. Ya no importaba lo qué hubiese sucedido con Kangin, ya no importaba qué hubiese sucedido con aquel chico que tanto le había gustado por tanto tiempo; tan solo importaban ellos y nadie más
Al notar como el menor correspondía el beso lo tomó de la cintura para atraerlo un poco más y besarle con cierta necesidad. Quería que comprendiera lo que significaba para él y cuánto le hacía falta
Se dejó hacer por el más alto, sonriendo internamente. Al momento de separarse para renovar el aire de sus pulmones susurró- Minho… Tú… Yo… Esto… -bajó la mirada apenado. Estaba muy confundido, toda la cabeza le daba vueltas y no encontraba las palabras para decir lo que sentía.
-Sh… Lo sé… -dijo posando sus dedos sobre los labios del otro- Tú también me gustas… -besó suavemente su frente, logrando que Taemin se sonrojara hasta las orejas- Quieres regresar? Te acompaño a tu casa –aún no lo soltaba del agarre de su cintura. No quería soltarle. Todo esto parecía un sueño y temía que si lo dejaba ir todo se esfumaría en el aire, despertando en su cama.
-Ne… Vamos… -contestó sin levantar la cabeza
El más alto sonrió y lo tomó de la mano para empezar a caminar hacia la casa. Al llegar iba a despedirse dándole un beso en la mejilla pero su sorpresa fue enorme cuando sus labios se encontraron con los del menor, el cual había corrido el rostro para que eso sucediera- Buenas noches Tae… -acarició suavemente su mejilla
-Buenas noches Minho… Descansa… -besó rápidamente sus labios de nuevo antes de entrar corriendo en la casa.
Al ver que el más bajo ya había entrado empezó a ir hacia su casa con una sonrisa bobalicona en el rostro.

Mi pequeña casualidad-20


Omona!! Cuanto tiempo ha pasado desde que publiqué el último capítulo de este fanfic????? DIOS! Bueno, les dejo aquí la continuación, ya se acerca el final! Qué emoción!

El tiempo pasó, dando lugar a las vacaciones y al próximo cumpleaños de Taemin. Todos estaban emocionados, en especial el menor quien no dejaba de corretear por todos lados, deseando que ese día llegara ya- Pero faltan muchos días!! –se quejaba con su “umma”
-Yah, no desesperes o te saldrán arrugas –ríe al verle tan entusiasmado- Además solo queda una semana
-Pero… Falta mucho –puchereó levemente mirando a quien se había convertido en uno de sus amigos más cercanos- No puedes hacer que el tiempo vaya más deprisa? –pidió con una sonrisa, sabiendo que eso era imposible
-Claro! Si tienes una máquina del tiempo lo hago ya! –ríe divertido- Ya relájate un poco y no pienses en ello. Ya verás como el tiempo pasa volando –picó la mejilla ajena antes de apretarla levemente- Ahora ayúdame a elegir qué me pondré para tu cumpleaños
-Pero si falta una semana todavía! –se quejó entre risas al escuchar al mayor
-Eso no importa, ven conmigo –le tomó del brazo para llevarlo a su habitación, ya que se encontraban en la casa de Kibum. Una vez allí Taemin se sentó en la cama mientras Key abría su armario para empezar a tirar ropa que no se pondría por allí- Qué te parece esta? –pregunta al menor mostrándole una remera con muchas líneas ondulantes de colores
-Me gusta pero… Con qué te la pondrás? –pregunta divertido mientras toma algunas prendas del mayor para colocárselas encima de la ropa, observando cómo le quedaba bien- Puedo probármela? –pregunta aún observando la prenda que tenía en las manos
-Eso es fácil! Con estos pantalones y con este chaleco! –le enseña un pantalón celeste con una raya blanca en medio de cada pierna y un chaleco de jean. Al escuchar su pregunta asiente- Claro, por qué no te la pruebas sobre tu remera? Suele quedar bien con algo abajo –dice sonriente mientras aparta la ropa que se pondrá en una silla- A ver, póntela –canturrea mientras le ayuda a vestir la prenda. Al terminar se aleja un poco-Mmm… Me gusta pero mejor ponte… -da media vuelta para volver al armario y sacar unos pantalones- Estos –se los tiende para que se vista. Una vez que hubo terminado el mayor frunce los labios- Aún te falta algo… -volvió a rebuscar entre sus cosas hasta dar con un muy pequeño chaleco- Pruébatelo –ordenó antes de tirárselo y buscar otras cosas. Entre lo que encontró pudo dar con unas pulseras gruesas y un reloj bastante grande. Se volteó nuevamente para verle, sonriendo por lo bien que le quedaba todo- Genial, ahora esto –le tendió los accesorios – Muy bien, debes devolverme todo para la semana que viene o lo pasarás mal, entendido? –Preguntó con una sonrisa en el rostro, obteniendo un asentimiento por parte del menor- Muy bien, entonces tú también ya tienes la ropa para tu  cumpleaños –rió divertido, logrando que su, ahora, mejor amigo riera también.

-Tofu!! Ayúdame, quieres? –pidió en un puchero Minho a su mejor amigo
-Pero ya tienes el regalo para Taemin, qué más quieres? –señaló una caja con algunos agujeros y un enorme moño en la tapa
-Pero… Quisiera… Bueno…  -bajó la mirada totalmente avergonzado por la idea
-Si quieres declararte solo hazlo y ya, yo hice eso –dijo con tono triunfal inflando levemente el pecho, orgulloso por su valentía
-Pero Key sentía lo mismo por ti… Eso era obvio… -dijo aún en su puchero- Yo no sé qué siente Tae por mí… -suspiró pesado- Mejor no le digo nada –iba a suspirar otra vez pero un golpe en su cabeza lo evitó- Ey! Por qué ha sido eso?! –se quejó sobándose la zona golpeada
-No decirle nada? Es esa tu respuesta? Babo! Debes ir y decirle! Sino jamás sabrás lo que siente por ti… -suspiró recostándose en la cama del menor- Para ser alguien que es tan bueno en tantas cosas eres bastante torpe para el amor –rió levemente
-Perdón? Y tú qué? Eres más torpe que yo –le sacó la lengua- Tienes razón… Pero… -sujetó la mano del mayor antes de que pudiera darle otro golpe- Yah! No hace falta golpearme!
Jinki rió levemente- Arasso… Pero más vale que le digas o le diré a Key que lo haga
Minho abrió grande los ojos negando con las manos y cabeza- Anni! No hace falta! –conocía la “Sutileza” de su compañero de clase, y no deseaba que su… ¿pequeño amor? Se enterara de esa forma- Aún faltan tres días…
-No te preocupes, pasará volando –dijo despeinándole levemente

Finalmente el cumpleaños de maknae había llegado, todos muy emocionados se dirigieron a su casa. El plan era pasar un rato con la familia para luego salir con los amigos, pero obviamente, al destino le gusta jugar, y eso no podía ocurrir sin un pequeño revuelo.
-Bienvenidos! Pasen, pasen! –el cumplañero les daba la bienvenida con una enorme sonrisa, la cual no podía pasar desapercibido para su enamorado.
Una vez dentro de la casa cada uno le entregó el regalo al menor. Jonghyung le había llevado un reloj, no parecía caro pero era muy bonito. Onew había preparado un bento al mejor estilo japonés, ya que sabía que al menor le gustaba mucho Japón. Key le preparó un obsequio bastante grande, era una caja con muchas prendas de ropa que sabía le gustarían al menor.
Al llegar el momento de Minho estaba muy nervioso, sostenía la caja con cierta fuerza, ya que creía que sus manos, algo sudadas, harían que el regalo cayera al suelo. Se lo extendió al menor con una sonrisa en sus labios- Feliz cumpleaños Tae
El festejado con una tímida sonrisa aceptó el regalo del mayor, abriéndolo en el momento para ver como un pequeño perrito saltaba a sus brazos. Siempre estaba hablando de que quería una mascota y, a pesar de que sus padres se lo permitían, nunca había ido por una- Aigo! Minho! Es en serio? –preguntó con una enorme sonrisa mientras el cachorro le lamía la cara
-Claro que sí babo, siempre decías que querías un perrito, o no? –sonrió al ver que el regalo le había gustado al menor
Sin dudarlo Taemin se acercó para abrazarle- Gomawo… Me encanta –dijo con una enorme sonrisa, la cual logró poner un poco nervioso al más alto
-N-No es nada Tae… -sonrió también aunque algo tímido
Todos reían en silencio por la situación que se presentaba ante ellos- Por eso le dije que buscara el cachorro… -umma estaba muy orgulloso de su trabajo
-Ne… Fue una muy buena idea amor –besó suavemente la mejilla de su novio
-Me harán enfermar con tanta dulzura –se quejó por lo bajo Jonghyung

Capricho oculto-2


Al sentir su tono de voz me hize pequeño, no quería verle a los ojos. No pude evitar que mis traicioneras mejillas se tornaran color carmín al sentir como sus labios los besaban. Un suspiró escapó de mis labios en cuanto sentí como aprisionaba mi lóbulo. ¿Qué intentaba hacer? Quería escaparme, irme lejos y olvidarme de esta situación... Que va, no quería irme. Este momento era algo que ni en sueños se me hubiese ocurrido que pasaría. Aún no le miraba, no me sentía ni preparado ni lo suficientemente fuerte para hacerlo. Estaba seguro de que si lo hacía me dejaría llevar, cosa que no podía permitir.

¿Por qué? ¿Por qué se negaba a verme como lo hacía siempre? Cambié de posición su rostro, así por fin podía mirarme. Me acerqué a sus labios y arrimé mi cuerpo contra el suyo. -Vamos...- ¡Hazlo, hazlo, hazlo! ¡Déjame ver cómo sales del molde por mi culpa. Déjame sentir qué es lo que se oculta detrás de esa actitud tan falsa.
-...Vladimir... -pronuncié, como si fuese un suspiro que afloró desde el alma, tan dulce que no parecía venir de mí. Fingía que no sabía su nombre, siempre lo llamaba 'enano de pacotilla', 'rusito', 'imbécil'. Pero lo sé, sé como se llaman hasta las cucarachas de este castillo, el que me aprisiona con su herencia.
Tomé atrevidamente su mano. La manejé, la conduje por debajo de mis ropas, haciéndolo testigo del calor de mi piel. Parecía que sus dedos fluían, hasta que los detuve en mi pectoral izquierdo, donde el corazón latía ferviente.

Sentí como movía mi rostro, obligándome a verle. Finalmente encontré su mirada, aquella por la que tuve que contener mi aliento en más de una ocasión. Esto no debería estar pasando, no quería que me viera así. Todo se echaría a perder si eso pasaba. Escuché como me llamaba, ese suspiro que reflejaba mucho más de lo que parecía. Nunca esperé que supiera mi nombre, jamás me había llamado por él. Estaba perdido en mi propio mundo cuando sentí un calor en mi mano, bajé la mirada y noté como estaba tocando su piel. Esa piel tan suave. Quería más, quería tocarlo y disfrutar de él, sentirlo, apropiarme de sus labios y suspiros. Finalmente mi mano dejó de moverse para sentir los latidos de su corazón. ¡Dios! ¡Estaba sintiendo su corazón! Presioné mis dedos sobre aquel pecho que tanto me hubiese gustado ver antes y que no lo hice por miedo a perder mi control. Podría haber sido de quienes ayudan a cambiarle pero sabía que solo sería una mala idea. Mis ojos volvieron a los del rey, mi rey. Pude sentir mis mejillas arder. Yo creo que ya eran fuego en mi rostro. Mi mano libre empezó a moverse. Comenzaba a perder el manejo de mi cuerpo. Antes de que me diera cuenta mi mano había llegado a su rostro. Lo estaba acariciando. Lo tenía tan cerca que podía sentir su respiración contra mis rostro.
Al diablo todo. Terminé con las distancias que nos separaban, aprisionando sus labios con los míos. Al fin, luego de tanto los tenía para mí y solo para mí. Mi mano, la cual acariciaba su mejilla bajó a su cuello, aún acariciándolo antes de atraerlo más. No permitiría que esto se convirtiera en un beso robado y algo de provocasión. Este sería mi momento para dejarme ver. Esta faceta que tanto tiempo mantuve oculta finalmente salía y no se ocultaría tan facilmente de nuevo. Bueno, tal vez cuando recupere la conciencia y reaccione, pero ahora era otra persona, era quien en secreto lo había ideolatrado gracias a todo lo que mi compañera me contaba de él, era quien sin darse cuenta se enamoró de su persona, era quien deseaba conocerle de verdad, era quien le hubiese gustado mostrarle antes.

Era embriagador. Como si su alma realmente hubiese despertado de un largo sueño. Rodeé su cintura con un brazo, paseando los dedos de forma descendente y ascendente, casi rozando la piel de su abdomen. Con la mano libre, me ocupé de sentir la alta temperatura de su rostro.
Sentía la lujuria acariciarme las entrañas. Lo había logrado, su verdadero ser salió a flote, y yo lo estaba presenciando. Sólo yo, ningún otro más. Nunca dejaré de preguntarme por qué ocultaba su esencia bajo una sonrisa servicial, siendo tan atrayente, tan tentador.
-Al fin... -era mi capricho, uno oculto tras los insultos y los malos tratos. Había descubierto que no quería provocarlo, lo deseaba para mí. Y parecía que él tenía el mismo antojo. Era sólo cuestión de tiempo que apareciese. Pero no estaba satisfecho, por más que sonriese por mis adentros. Necesitaba más, esa sensación en el pecho quemaba.
No podía dejar de besarlo. Su tacto era dulce y me incitaba a seguir. Hacía danzar la lengua contra la suya, con osadía. Mordía sus labios y le arrancaba un suspiro.

Me dejé hacer, ya no tenía control en mis acciones ni deseaba tenerlo. Después de tanto tiempo en silencio finalmente podía tenerlo para mí. Esto parecía un sueño. Seguramente me despertaré en mi cama con sus gritos de todos los días. Pero no importaba, nada importaba ahora. Escuché ese leve susurro antes de volver a besarle. Ese sabor tan único que solo él podía tener, algo tan característico que solo su persona poseía.
Quería más, quería sentirle en todo su esplendor, quería poder decir que era mío, aunque sabía que eso no pasaría no me importaba. Volví a bajar mi mano hacia su pecho, dejando ambas en el mismo. Todavía no podía creer que esto estuviese ocurriendo, insisto en que es un sueño. Cuando ambos nos separamos por falta de aire le miro a los ojos, esos que tanto me hipnotizan siempre. Tomé su rostro con ambas manos y besé una vez más sus labios.
Moviendo un poco mis piernas, aprovechando que su agarre a las mismas se había aflojado, hice que diéramos un giro, quedando yo encima de él. Me aparté nuevamente de él y acaricié su rostro, contemplándolo y admirándolo- Esto... Esto es un sueño, ¿verdad? -pregunté sin ser realmente consciente de mis palabras. Solo quería saberlo, y si en verdad era un sueño, no quería despertar. No aún.

Sonreí, pero no como lo hacía siempre, sino de una manera cálida, una real.
-¿Tan imposible parece?- lo encerré con los brazos. No quería dejarlo ir. En un arranque, presioné los dedos conjunto a las uñas de éstos, rasguñándolo y trazando un camino hasta la parte baja de su espalda. Lo besé, al principio de forma brusca, y luego suave y empalagante. Desplacé la mano y dibujé en su pecho, quedando varado en el botón de su pantalón, jugando con él, hasta que finalmente lo desprendí. Flexioné una pierna, frotando con la rodilla sutilmente su entrepierna. El próximo objetivo era su cuello, al que me dirigí, lamiendo y besuqueando, mordiendo y succionando para dejar mi marca en él.
-Eres tan lindo... -admití entre pausas.

Desvié un poco la mirada mientras asentía. En verdad me parecía imposible que esto estuviese pasando. Sentí como me sujetaba, impidiéndome cualquier forma de escape cuando sentí sus dedos rasguñar mi espalda. Se sentía una sensación deliciosa porque fuese él quien lo hiciera. Correspondí su beso, notando como su fuerza y brusquedad desaparecían a medida que este avanzaba. Un escalofrío recorrió mi torso completamente al sentir esa caricia. en cuanto me di cuenta que abrió el botón de mi pantalón abrí los ojos. ¿En verdad llegaríamos a eso? Iba a decir algo pero mis palabras fueron ahogadas en un suave gemido que logró escapar de mis labios, llevándose consigo el resto de cordura que quedaba en mi mente.
Sus besos en mi cuello se sentían tan bien, quería que me marcara, que me hiciera suyo, que yo le perteneciera, pero no como un sirviente, sino como eso que tanto había deseado y que parecía comenzar a cumplirse. Al escuchar sus palabras mis mejillas enrojecidas aumentaron su intensidad, si es que era posible- N-No digas eso... -respondí como pude. Sabía que no era feo pero de todas formas jamás me consideré alguien apuesto.
Ladee el rostro, brindándole un poco más de espacio al otro mientras seguía sintiendo sus besos. Mis manos, que se encontraban en el pecho ajeno, fueron detrás de su cabeza, empezando a jugar con su cabello, ese que tantas veces quise tocar y me abstuve de hacerlo para mantener mi papel de sirviente y solo de sirviente.

‎-Eres más que eso -sonreí. Acerqué mis labios a su oído- eres hermoso, Vladimir... -Esa sensación dentro de mí crecía, cada vez más. Nunca me había imaginado que él fuese alguien así, ni que me hubiese permitido besarlo, tocarlo, acariciarlo como lo hacía, porque el siempre debía ser distante y frío para conmigo.
-Bésame... -le pedí, y relajé por completo el cuerpo. Quería ver lo que haría conmigo, la forma en que su ser era corrompido. Moví las manos: una a su cintura, otra, a su pantalón, deshaciéndome de él, dejando ver su ropa interior. Masajeé la zona suavemente, intensificando apenas por cada movimiento que hacía.

Suspiré en cuanto escuché sus palabras. ¿Esto era real? ¿Acaso el rey, mi rey, estaba diciendo que era hermoso? Era algo inimaginable para mí, pero allí estaba. Sus caricias invadían mi cuerpo, sus besos me embriagaban, su ser era demasiado para mí.
Escuché su petición. Le miré a los ojos, esos que tanto me hipnotizaban. Sostuve su rostro con mis manos antes de acercarme para comenzar a besarle con intensidad. Tenía esa necesidad de sentirle en toda su extensión, quería todo de él.
En cuanto sentí el masaje que aquella zona recibía ahogué un gemido en el beso que había unido nuestros labios. Moví mis caderas al ritmo de su mano. Ya estaba fuera de mí y no pensaba determe a estas alturas.
Mis manos viajaron por su torso hacia su pantalón donde imité las acciones del otro, masajeando aquella zona.

Me uní a él en aquel beso, dando un profundo suspiro al sentir su tibieza tan cerca de mí. El frotamiento en su entrepierna era constante sin dejar de ser eficaz y astuto. Sin embargo, me olvidé de todo. Del desastre en mi habitación, de mi cargo en la nobleza, de todo aquello que no tenía importancia en el momento. Éramos ambos, dos personas corrientes deseándose, fundiéndose en el calor de nuestras pieles.
Su respiración me incitaba a seguir, ni hablar de los jadeos o gemidos que sentía cada vez que le tocaba. Desplacé con ligereza el dedo índice de la mano libre por su espalda, remarcando la columna y sonriendo por los escalofríos que le causaba.
-Dime... dime lo que quieres, lo que deseas... -decía murmurando entre besos, algo agitado- y te lo concederé, Vladimir. -Siempre hacía énfasis en su nombre, me había acostumbrado a él, no más insultos, no más violencia contra él.-

Todo era perfecto, nada interrumpiría aquel momento que tanto había soñado. Un escalofrío recorrió toda mi columna. ¡Dios! Su mano se sentía tan bien sobre mi piel. Solo nosotros dos y nadie más. Mis gemidos salían sin pudor por culpa de las acciones de su mano. Aún seguía sin creerlo, sin creer que esto estuviese ocurriendo. Escuché sus palabras y no pude evitar suspirar. ¿En verdad me estaba diciendo aquello? Por favor no me despiertes... Noona no me despiertes por favor- Quiero... -me aparté para verle a los ojos- Te quiero a ti... -dije antes de volver a besarle, acariciando suavemente su entrepierna. Desabotoné sus pantalones para bajarlos y quitarlos. Ya comenzaban a estorbarme el no poder sentir más de su piel. Era demasiado para mí, pero no iba a retractarme. Acaricié su miembro por sobre la tela de su ropa interior, notando como la zona se estimulaba y reaccionaba a mi caricia. Continué besando esos labios que eran tan adictivos ahora para mí sin detener mi mano.

Me gustaba tanto. Sus suspiros alimentaban la lujuria que crecía dentro mío. Sonreí, incluso podría decir que me sonrojé al escucharlo.- ¿...A mí? -susurré algo sorprendido. ¿Quién habría imaginado eso? Me costaba creer que alguien con quien me divertía maltratandolo podía decir que me deseaba. Sentí un leve cosquilleo cuando me libró de los pantalones, los cuales comenzaban a apretar. Lancé un leve gemido al sentirlo allí, tan cercano a la piel. Sin que él lo espere, giré sobre la cama, quedando arriba nuevamente.
-Mi turno... -musité, haciendo que sintiese mi aliento cálido en su oído. Me desplacé por su barbilla, cuello, clavículas, pectorales, estómago. Besándolo, sintiéndolo, saboreandolo. Llegué a sus caderas y mordí suavemente su piel, dejando mis marcas allí. Con los dientes, me deshice de su ropa interior, llevándola hacia abajo. Tomé algo firme el miembro que comenzaba a tomar rigor y lamí sin más el largo de éste, para luego posar los labios en la punta, rozando con mi lengua la zona.

Su gemido fue música para mis oídos, ese sonido que no cualquiera escucharía provenir del rey. Ese tirano rey que en realidad no era más que un niño, un niño del cual me había enamorado gracias a todo lo que la noona me contaba. A pesar de que ciertas cosas me molestaban, por lo general reía y me divertía. Esas pequeñas cosas provocaron que, en cierta forma comenzara a apreciarlo. Incluso aunque me maltratara yo sabía que no era real, que en verdad había otro rostro debajo de sus perfectas facciones heladas y sin sentimiento. Yo lo sabía y no permitiría que nadie más lo supiera, esa fue mi promesa. Preferí quedarme siempre al margen, insultándo al rey de vez en cuando para disimular esa atracción que sentía por él. Y su belleza no hacía más que complicar las cosas.
Me sorprendió el sentir el cambio de posiciones pero no le preste atención, ya que enseguida un suspiro logró escapar de mis labios por escucharle. El recorrido que hizo por todo mi cuerpo fue algo fuera de este mundo, esas sensaciones que me invadían se sentían muy bien. Quería más. Gemí al sentir como me marcaba nuevamente como suyo. Ah, que bien se escuchaba. Sentía como me dejaba completamente desnudo y a su merced, estaba a su disposición y me gustaba. Otro gemido se hizo presente en mis cuerdas vocales en cuando su lengua encontró mi miembro. No podía dejar de gemir por sus acciones, todo era algo demasiado excitante y mi mente no lograba procesar ni la mitad de las cosas que pasaban. Arquee la espalda en cuanto sus labios estuvieron en la punta de mi miembro, sintiendo su lengua, la cual me estaba enloqueciendo.

No quería dejarlo ir. Creo que nunca había estado tan fundido de esa forma con alguien, sin duda no. Era extraña la forma en que la situación se había tornado. Personas tan distintas, de sangre diferente, despreciándose uno al otro, ahora estaban besándose y sintiendo el roce de la piel del otro, suspirando por ello.
Cerré los ojos apenas para sonreír, mientras me ocupaba de lo que hacía con mis fauces. Quizá para los nobles sería deshonrosa esta relación, la de un sirviente y un rey. ¿Pero a quién le importaba? A los únicos que les incumbía era a nosotros dos, quienes prácticamente teníamos la mente volando por la galaxia más lejana.
Besé su rigidez, succionando y lamiendo, apoderándome lentamente de ella con la boca.
A lo mejor mi capricho no era provocarlo, ni enfadarlo, ni entristecerle. Tal vez mi capricho era él, su persona, su ser y su esencia entera. Toda para mí, no la compartiría con nadie más, por más que aflorase el egoísmo de mi latente corazón, el cual hervía junto a mi cuerpo entero.
Luego de unos momentos volví a ponerme a la altura de su rostro. Mirándole con los ojos entrecerrados, destellantes de deseo y calidez, le susurré, rozando sus labios con los míos al hablar.
-Serás mío, todo mío... -quería que hiciese lo que su mente le decía. Que obedeciese a sus instintos, que haga de mí lo que a él le plazca. Iba a continuar la frase con un 'y yo seré tuyo, completamente tuyo...', pero las palabras fueron ahogadas en un beso de los mejores que había presenciado en mi estúpida y vacía vida.

Esto era cada vez más y más excitante. Mi mente volada, no sabía dónde estaba ni tampoco me importaba, solo quería estar con él, en sus brazos y tenerlo para mí.
Su boca y lengua hacían un trabajo enloquecedor, todo era demasiado para procesarlo. En cuanto le tuve de nuevo a la altura de mi rostro quería besarle pero me contuve al ver que decía algo. Escuché con atención y no pude contener mi impulso de besarlo. Pero no como lo había hecho antes, este beso contenía más que solo lujuria y deseo, decidí dejar en ese beso mis sentimientos, esperando que estos llegaran a mi rey.
Hice que giráramos nuevamente, había perdido la cuenta de cuántas veces rodamos ya pero no importaba. Al tenerle de nuevo debajo mío coloqué una pierna a cada lado de su cadera, sentándome sobre las mismas.
Aún seguíamos en el beso pero la falta de aire nos hizo separarnos. No me alejé de su cuerpo en ningún momento, solo unos centímetros para poder decir:
-Siempre lo fui, y siempre lo seré -al terminar de hablar volví a besarlo, haciendo que mis manos recorrieran todo su torso. Empecé a bajar, imitando las acciones que había sentido antes en todo mi sistema nervioso. Besé, lamí y mordí con suavidad sus labios, cuello, torso, uno de sus pezones, luego el otro, sus abdominales. Al llegar a sus caderas me detuve un instante para verle. En cuanto su mirada se encontró con la mía empecé a quitar su ropa interior, única prenda que quedaba sobre su maravilloso cuerpo. Cuando que me deshice de la molesta prenda volví a sus caderas. No aparté en ningún momento la mirada de sus ojos.
Finalmente llegué a su miembro. Lo sostuve y le di una lenta lamida, siempre observándole. Al llegar a la punta engullí su sexo sin pudor, comenzando a mover mi cabeza en una lenta felación.

Un suspiro retumbó en mi garganta con tal beso, disfrutando cada milisegundo, siendo que éste tenía un toque especial, como si de magia se tratase. Me era algo desconocido, probablemente porque cada vez que tenía estos encuentros eran fríos, los besos no tenían sentido, al menos no para mí. Esas mujeres que mi tío me mandaba como un obsequio, como si fuesen objetos que uno usa hasta que se aburre.
Cerré los ojos, levantando el mentón, entreabriendo los labios ante el placer que él me daba, elevando el volumen de mis gemidos interrumpidos por la respiración agitada. Aferré las manos a las sábanas como si estuviese por caer de un precipicio y éstas fueran rocas. Intenté gesticular un par de palabras sin éxito. Su accionar me hacía titubear, cerrando los párpados con fuerza, interrumpiendo la conexión entre miradas.
No pude quedarme quieto. Comencé a mover las caderas suavemente en un movimiento ondulante, al ritmo de la felación.
- A-ah... Vladimir... -luego de un momento, sostuve su rostro como pude, haciéndole posar sus ojos en los míos nuevamente. Lo atraje hacia mi rostro nuevamente, besándolo. Coloqué las manos sobre su cintura presionando su cuerpo contra el mío, comunicándole en cierta forma que quería continuar, quería satisfacerme aún más.

Sus gemidos eran cada vez más y más sonoros, y eso me encantaba. Amaba saber que era yo quien provocaba sus gemidos, que era mi nombre el que pronunciaba entre suspiros, que era a mí a quien deseaba.
Sonreí internamente al notar como movía sus caderas. Quería brindarle el mayor placer posible, y al parecer estaba haciendo un buen trabajo.
Jamás escuché un solo gemido de él, ni yo ni nadie. Todos sabíamos de los "obsequios" del tío hacia él, aunque todos decían que parecía gozar mucho, nunca nadie mencionó al rey, todos decían de los gemidos de las chicas que pasaban por sus sábanas, pero nada sobre mi rey.
Sentí como atraía mi rostro hacia el suyo. Obviamente me dejé hacer, ya que no tenía control sobre mí. Correspondí su beso con gusto, sintiendo su agarre en mi cintura. Su mano parecía amoldarse tan bien a mi cintura. Noté como nuestros cuerpos se apegaban nuevamente. Comprendí perfectamente lo que quería, yo también quería más, y quería sentir a mi rey en todo su ser.
Moví un poco mis caderas, logrando que nuestros miembros desnudos se rozaran, creado una deliciosa fricción. Le besé con desespero mientras seguía moviendo mis caderas. Mis manos fueron a su rostro, ese rostro que tantas veces quise tocar de esta forma y jamás me lo permití. Acaricié sus mejillas antes de posarme nuevamente con una pierna a cada lado de sus caderas, sentándome una vez más sobre estas. Volví a mover mi cuerpo para crear una vez más esa deliciosa fricción, logrando que gemidos comenzaran a aparecer en mis cuerdas vocales.
Me aparté de su rostro para enderezarme y mirarle desde arriba. Le observé en todo su esplendor, belleza y placer que dejaba ver. Me mordí el labio inferior inconscientemente- Mi rey... -susurré antes de mover nuevamente mis caderas sin acercarme a él. Quería verle disfrutar aunque sea por un momento. Quería apreciarlo por completo.