Quiero llorar hasta que no queden lágrimas en mis ojos
Quiero desahogarme y soltar el nudo de mi interior
Quiero que me consuelen para saber que hay alguien
Quiero que todo vuelva a ser como era antes
Todo lo que necesito es un abrazo
Un cariño y saber que no estoy sola
Que alguien me diga: "Tú puedes"
Solo eso pido...
Estoy enojada, frustrada, molesta
Yo solo quiero hacer lo que amo
¿Tan difícil es querer eso?
Por favor, tan solo déjeme hacerlo
Quiero llorar para desahogarme
Quiero desahogarme para que me consuelen
Quiero que me consuelen para que todo vuelva a ser como antes
Quiero que todo vuelva a ser como antes... Para poder ser yo otra vez
Malvada, déjame seguir escribiendo!
Que bronca!!!!! DIOS!!! Me faltan solo uno o dos capítulos para terminar mi fanfic de SHINee!!!!! Cabecita, qué pasó con todas tus brillantes ideas??? Has que vuelvan!!!!
Un reto más que interesante
-Oye hyung, te tengo un reto preparado
-No me harás romperme de nuevo la cabeza con tus ejercicios matemáticos, ¿verdad?
-Ay, que poco me conoces hyung, me decepcionas...
-¿Yo te decepciono? No dijiste eso la otra noche...
-No sé de qué hablas, ¿la otra noche? Yo estuve siempre en mi habitación jugando
-Como digas... Entonces, ¿cuál es el reto?
-Hay alguien entre nosotros que está bastante enamorado de tu voz... Te reto a que descubras quién es
-¿Seguro no eres tú?
-¡Ja! Yo solo estoy enamorado de MI voz, nadie me supera
-Con que alguien de nosotros, ¿eh? Será divertido averiguarlo... No me ayudarás, ¿verdad?
-Lo siento hyung, mi Starcraft me espera
-Amargo...
Les interesaría que escribiera algo con este comienzo????
-No me harás romperme de nuevo la cabeza con tus ejercicios matemáticos, ¿verdad?
-Ay, que poco me conoces hyung, me decepcionas...
-¿Yo te decepciono? No dijiste eso la otra noche...
-No sé de qué hablas, ¿la otra noche? Yo estuve siempre en mi habitación jugando
-Como digas... Entonces, ¿cuál es el reto?
-Hay alguien entre nosotros que está bastante enamorado de tu voz... Te reto a que descubras quién es
-¿Seguro no eres tú?
-¡Ja! Yo solo estoy enamorado de MI voz, nadie me supera
-Con que alguien de nosotros, ¿eh? Será divertido averiguarlo... No me ayudarás, ¿verdad?
-Lo siento hyung, mi Starcraft me espera
-Amargo...
Les interesaría que escribiera algo con este comienzo????
I wanna comeback to the old days
Taaaaan mal amiga soy? u.u
Siempre me pasa lo mismo... Se me enojan por nada...
Con razón termino tan sola :D
Solo espero poder volver a lo que era...
Siempre me pasa lo mismo... Se me enojan por nada...
Con razón termino tan sola :D
Solo espero poder volver a lo que era...
Mi pequeña casualidad-21
Luego de los regalos, el pastel y
muchas risas se decidió que finalmente era la hora para salir. El menor de
todos fue el primero en estar en la puerta, con su abrigo y una sonrisa enorme.
Se encaminaron al auto del vocalista para dirigirse al bar al que los había
llevado Jinki tiempo atrás.
Al llegar al lugar bajaron y
entraron. Había mucho movimiento y emoción por todos lados. Al escuchar la
música Taemin empezó a bailar descontrolado, causando risas entre sus amigos,
quienes también comenzaron a bailar al ritmo de la música. Por supuesto, Tae y
Key eran quienes más destacaban y obtenían las miradas de todos quienes
pasaban, lo cual no les gustaba ni un poco a los otros. Ya se había vuelto una
costumbre que cuando alguien se acercara entre todos lo echaran a patadas si
hacía falta pero esa noche, obviamente, tenía que ser diferente.
Unos ojos oscuros y una pícara
sonrisa observaba todo desde la barra, el pequeño grupo de “niños”, como solía
decirles, bailaba sin parar- Tsk… Esta vez me las pagarás bailarina…. Y tú
también princesita… -dijo por lo bajo mientras terminaba su tercer vaso de
vodka de la noche.
-Ya vengo, voy al baño –dijo
sonriente el menor de todos, saludando con la mano tímidamente a Minho que era
con quien bailaba en esos momentos
-Arasso, no tardes –dijo Key
antes de volver a intentar hacer bailar como él quería a su novio
-Catch you… -dijo Kangin al ver a la bailarina dirigirse
al baño, y sin dudarle caminó hacia allí, entrando a los pocos minutos- Me
extrañaste? –preguntó sin rodeos antes de tomarlo por los cabellos y tirarlo al
suelo- Que bueno que tus amigos no están aquí… No podrán escuchar nada… -dijo
mientras trababa la puerta de los baños y volví a ver al otro, quien comenzaba
a levantarse con los ojos como platos al verle allí
-D-Déjame en paz… Notarán que tardo en volver y vendrán…
Incluso con la seguridad si hace falta –dijo intentando parecer más seguro de
lo que se sentía
-No tardaré, solo quiero darte una pequeña lección… -sacó
de su bolsillo una navaja- Tienes un rostro muy bonito, sabes? Qué pasaría si
lo destrozo? Seguiría siendo bonito? –preguntó a la vez que se acercaba cada
vez más. Tiró su brazo adelante para intentar hacerle un corte pero el menor lo
esquivó rápidamente, dirigiéndose hacia la puerta pero cayó al suelo con Kangin
sobre él.
-Vete de aquí!! Déjame en paz!! Ayuda!!! –gritaba sin
contenerse pataleando para sacarse al más grande de encima, pero todos sus
movimientos fueron detenidos al sentir la navaja bajo su cuello
-Calladito te ves más bonito, no conoces ese dicho?
–preguntó tranquilo aunque con el menor debajo suyo. Al fin lo tenía en sus
manos. Unos golpes en la puerta pudieron escucharse
-Tae? Estás bien? –la voz de Minho era claramente
preocupado por la tardanza del menor
-Dile que estás bien… Que en unos minutos sales… -susurró
aún con la navaja en su cuello
Entre sollozos asintió- N-Ne… N-No tardo Minho… Ya salgo…
-intentó decir sin parecer demasiado asustado, pero su tono de voz no pasó
desapercibido para el otro.
-Muy bien… Parece que la bailarina aprende rápido bajo
presión –dijo tomándolo por el cabello para que se levantara. Un vez que ambos
estuvieron de pie lo estampó contra la pared, al lado de la puerta- Ahora sí
saldarás todas tus cuentas conmigo… -dijo mientras pasaba su arma suavemente
por su rostro, sin hacerle nada aún. Los sollozos de Taemin eran claros pero
intentaba controlarse- Oh… Tienes miedo? Bien… Eso es lo que quiero… -presionó
un poco más su filosa extensión pero cuando estaba por moverla tiraron abajo la
puerta. Los guardias del bar, junto a Donghae, Jinki, Minho, Key y Jonghyun,
entraron a la fuerza, tomando a Kangin, tirándolo al suelo y sujetándolo fuerte
para que no se escapara
-Pero qué rayos…? –se quejó intentando resistirse sin
mucho éxito
-Sáquenlo de aquí… Tiene la entrada restringida al bar de
por vida –dice Donghae saliendo junto a sus guardias y el muchacho. Le esperaba
un buen rato en la comisaría
-Tae! –Minho fue el primero en acercarse junto con Key-
Estás bien? –preguntó preocupado, sujetando su rostro entre sus manos,
obteniendo un leve asentimiento por parte del “herido”.
Sin dudarlo lo abrazó con fuerza-Ya pasó… No te
preocupes… -dijo tranquilo, acunándolo entre sus brazos.
Al ver la situación Onew se acercó para tomar a Key entre
los suyos- Dejémosle un poco a solas… -le susurró al oído, empezando a caminar
para salir de allí, llevándose a Jonghyun también
-Minho… Tuve mucho miedo… -sus sollozos regresaron en
cuanto se quedaron solos, por lo que ocultó el rostro en el pecho del mayor
El mayor no dudó en contenerlo, abrazándole con fuerza,
intentando hacerle entender que todo estaría bien- Calma Tae… Quieres que
salgamos de aquí? –preguntó acariciando su cabello suavemente. Al sentir el
asentimiento por parte del otro lo tomó de la mano, haciendo que ambos se levantaran,
saliendo del baño rápidamente, dirigiéndose a la salida del lugar
Jonghyun pudo ver a los menores ir hacia la salida, iba a
acercarse cuando sintió que le tomaban de la muñeca. Volvió la muñeca y notó a
Key, quien negó suavemente con la cabeza. Volvió a mirar hacia la puerta para
ver que ya se habían ido, por lo que suspiró suavemente antes de volver a
bailar con la pareja.
-Ven… Conozco un lugar que te gustará –dijo tranquilo
mientras tironea de su mano para que avanzaran más aprisa
-A dónde quieres llevarme Hyung? –preguntó tranquilo,
notando como su ánimo regresaba poco a poco gracias a la presencia del otro
-Es sor-pre-sa, ya te enterarás –sonrió antes de darse la
vuelta y quedar de frente al más bajo- Cierra los ojos
Al escucharle le miró algo sorprendido pero le obedeció
sin rechistar- Qué es Hyung? –preguntó a la vez que sentía como le hacía
caminar
-No lo sabrás hasta que lleguemos –rió levemente tirando
un poco de la mano del menor hasta que llegaron a un parque. Como era de noche
no había nadie pero eso lo hacía más hermoso, se podía apreciar su belleza por
completo-Puedes abrirlos Tae –le avisó quedándose a un lado para que el otro
pudiese apreciar todo el parque
Al abrirlos se quedó con la boca abierta, era magnífico
aquel pequeño lugar- Aigo… Es hermoso Minho… Cómo lo has descubierto? –preguntó
volviendo a mirar al más alto
-Suelo salir a caminar por las noches… Y pensé que te
gustaría… -acarició suavemente su cabeza, mirándole algo enternecido- Estás
mejor?
Se dejó acariciar, sonriendo tímidamente, asintiendo a su
pregunta- Ne… Gomawo Minho… -mantuvo su tímida y tierna sonrisa, sonrojándose
un poco al darse cuenta de la situación en la que se encontraban
-No es nada… Me gustas más sonriendo –dijo sin darse
cuenta realmente del peso de sus palabras
-Q-Que yo… -le miró sorprendido por sus palabras,
sonrojándose aún más y bajando la mirada totalmente apenado- Hyung… Yo te
gusto? –preguntó aún con la mirada baja
La pregunta le tomó totalmente por sorpresa, por lo que
sus mejillas rápidamente se tornaron rosadas como las prendas de su compañero
de clase. No sabía qué decir, estaba en blanco, por lo que solo pudo hacer una
cosa de la que estaba completamente seguro. Se acercó al menor hasta quedar
frente a él, levantó su mentón con su mano y se acercó a él, probando
finalmente el sabor de aquellos pequeños labios que tanto había deseado desde
casi el comienzo de todo.
Siguió con la mirada baja hasta que notó la cercanía del
más alto, dejándose levantar desde el mentón. Al sentir sus labios sobre los
propios abrió los ojos un instante, cerrándolos luego para corresponder
tímidamente el beso. Al fin, luego de tanto tiempo sin dormir por pensar cómo
sería tocar sus labios, probarlos y saborearlos, al fin lo estaba haciendo,
estaba besando a Minho! Empezó a corresponder con un poco más de entusiasmo.
Finalmente empezaba a entender un poco mejor la situación y lo que él sentía
por el otro. Ya no importaba lo qué hubiese sucedido con Kangin, ya no
importaba qué hubiese sucedido con aquel chico que tanto le había gustado por
tanto tiempo; tan solo importaban ellos y nadie más
Al notar como el menor correspondía el beso lo tomó de la
cintura para atraerlo un poco más y besarle con cierta necesidad. Quería que
comprendiera lo que significaba para él y cuánto le hacía falta
Se dejó hacer por el más alto, sonriendo internamente. Al
momento de separarse para renovar el aire de sus pulmones susurró- Minho… Tú…
Yo… Esto… -bajó la mirada apenado. Estaba muy confundido, toda la cabeza le
daba vueltas y no encontraba las palabras para decir lo que sentía.
-Sh… Lo sé… -dijo posando sus dedos sobre los labios del
otro- Tú también me gustas… -besó suavemente su frente, logrando que Taemin se
sonrojara hasta las orejas- Quieres regresar? Te acompaño a tu casa –aún no lo
soltaba del agarre de su cintura. No quería soltarle. Todo esto parecía un
sueño y temía que si lo dejaba ir todo se esfumaría en el aire, despertando en
su cama.
-Ne… Vamos… -contestó sin levantar la cabeza
El más alto sonrió y lo tomó de la mano para empezar a caminar
hacia la casa. Al llegar iba a despedirse dándole un beso en la mejilla pero su
sorpresa fue enorme cuando sus labios se encontraron con los del menor, el cual
había corrido el rostro para que eso sucediera- Buenas noches Tae… -acarició suavemente
su mejilla
-Buenas noches Minho… Descansa… -besó rápidamente sus labios
de nuevo antes de entrar corriendo en la casa.
Al ver que el más bajo ya había entrado empezó a ir hacia
su casa con una sonrisa bobalicona en el rostro.
Mi pequeña casualidad-20
Omona!! Cuanto tiempo ha pasado desde que publiqué el último capítulo de este fanfic????? DIOS! Bueno, les dejo aquí la continuación, ya se acerca el final! Qué emoción!
El tiempo pasó, dando
lugar a las vacaciones y al próximo cumpleaños de Taemin. Todos estaban
emocionados, en especial el menor quien no dejaba de corretear por todos lados,
deseando que ese día llegara ya- Pero faltan muchos días!! –se quejaba con su “umma”
-Yah, no desesperes o
te saldrán arrugas –ríe al verle tan entusiasmado- Además solo queda una semana
-Pero… Falta mucho
–puchereó levemente mirando a quien se había convertido en uno de sus amigos
más cercanos- No puedes hacer que el tiempo vaya más deprisa? –pidió con una
sonrisa, sabiendo que eso era imposible
-Claro! Si tienes una
máquina del tiempo lo hago ya! –ríe divertido- Ya relájate un poco y no pienses
en ello. Ya verás como el tiempo pasa volando –picó la mejilla ajena antes de
apretarla levemente- Ahora ayúdame a elegir qué me pondré para tu cumpleaños
-Pero si falta una
semana todavía! –se quejó entre risas al escuchar al mayor
-Eso no importa, ven
conmigo –le tomó del brazo para llevarlo a su habitación, ya que se encontraban
en la casa de Kibum. Una vez allí Taemin se sentó en la cama mientras Key abría
su armario para empezar a tirar ropa que no se pondría por allí- Qué te parece
esta? –pregunta al menor mostrándole una remera con muchas líneas ondulantes de
colores
-Me gusta pero… Con
qué te la pondrás? –pregunta divertido mientras toma algunas prendas del mayor
para colocárselas encima de la ropa, observando cómo le quedaba bien- Puedo
probármela? –pregunta aún observando la prenda que tenía en las manos
-Eso es fácil! Con
estos pantalones y con este chaleco! –le enseña un pantalón celeste con una
raya blanca en medio de cada pierna y un chaleco de jean. Al escuchar su
pregunta asiente- Claro, por qué no te la pruebas sobre tu remera? Suele quedar
bien con algo abajo –dice sonriente mientras aparta la ropa que se pondrá en
una silla- A ver, póntela –canturrea mientras le ayuda a vestir la prenda. Al
terminar se aleja un poco-Mmm… Me gusta pero mejor ponte… -da media vuelta para
volver al armario y sacar unos pantalones- Estos –se los tiende para que se
vista. Una vez que hubo terminado el mayor frunce los labios- Aún te falta
algo… -volvió a rebuscar entre sus cosas hasta dar con un muy pequeño chaleco-
Pruébatelo –ordenó antes de tirárselo y buscar otras cosas. Entre lo que
encontró pudo dar con unas pulseras gruesas y un reloj bastante grande. Se
volteó nuevamente para verle, sonriendo por lo bien que le quedaba todo-
Genial, ahora esto –le tendió los accesorios – Muy bien, debes devolverme todo
para la semana que viene o lo pasarás mal, entendido? –Preguntó con una sonrisa
en el rostro, obteniendo un asentimiento por parte del menor- Muy bien,
entonces tú también ya tienes la ropa para tu
cumpleaños –rió divertido, logrando que su, ahora, mejor amigo riera
también.
-Tofu!! Ayúdame,
quieres? –pidió en un puchero Minho a su mejor amigo
-Pero ya tienes el
regalo para Taemin, qué más quieres? –señaló una caja con algunos agujeros y un
enorme moño en la tapa
-Pero… Quisiera…
Bueno… -bajó la mirada totalmente
avergonzado por la idea
-Si quieres declararte
solo hazlo y ya, yo hice eso –dijo con tono triunfal inflando levemente el
pecho, orgulloso por su valentía
-Pero Key sentía lo
mismo por ti… Eso era obvio… -dijo aún en su puchero- Yo no sé qué siente Tae
por mí… -suspiró pesado- Mejor no le digo nada –iba a suspirar otra vez pero un
golpe en su cabeza lo evitó- Ey! Por qué ha sido eso?! –se quejó sobándose la
zona golpeada
-No decirle nada? Es
esa tu respuesta? Babo! Debes ir y decirle! Sino jamás sabrás lo que siente por
ti… -suspiró recostándose en la cama del menor- Para ser alguien que es tan
bueno en tantas cosas eres bastante torpe para el amor –rió levemente
-Perdón? Y tú qué?
Eres más torpe que yo –le sacó la lengua- Tienes razón… Pero… -sujetó la mano
del mayor antes de que pudiera darle otro golpe- Yah! No hace falta golpearme!
Jinki rió levemente-
Arasso… Pero más vale que le digas o le diré a Key que lo haga
Minho abrió grande los
ojos negando con las manos y cabeza- Anni! No hace falta! –conocía la
“Sutileza” de su compañero de clase, y no deseaba que su… ¿pequeño amor? Se
enterara de esa forma- Aún faltan tres días…
-No te preocupes,
pasará volando –dijo despeinándole levemente
Finalmente el cumpleaños
de maknae había llegado, todos muy emocionados se dirigieron a su casa. El plan
era pasar un rato con la familia para luego salir con los amigos, pero
obviamente, al destino le gusta jugar, y eso no podía ocurrir sin un pequeño
revuelo.
-Bienvenidos! Pasen,
pasen! –el cumplañero les daba la bienvenida con una enorme sonrisa, la cual no
podía pasar desapercibido para su enamorado.
Una vez dentro de la
casa cada uno le entregó el regalo al menor. Jonghyung le había llevado un
reloj, no parecía caro pero era muy bonito. Onew había preparado un bento al
mejor estilo japonés, ya que sabía que al menor le gustaba mucho Japón. Key le
preparó un obsequio bastante grande, era una caja con muchas prendas de ropa
que sabía le gustarían al menor.
Al llegar el momento
de Minho estaba muy nervioso, sostenía la caja con cierta fuerza, ya que creía
que sus manos, algo sudadas, harían que el regalo cayera al suelo. Se lo
extendió al menor con una sonrisa en sus labios- Feliz cumpleaños Tae
El festejado con una
tímida sonrisa aceptó el regalo del mayor, abriéndolo en el momento para ver
como un pequeño perrito saltaba a sus brazos. Siempre estaba hablando de que
quería una mascota y, a pesar de que sus padres se lo permitían, nunca había
ido por una- Aigo! Minho! Es en serio? –preguntó con una enorme sonrisa
mientras el cachorro le lamía la cara
-Claro que sí babo,
siempre decías que querías un perrito, o no? –sonrió al ver que el regalo le
había gustado al menor
Sin dudarlo Taemin se
acercó para abrazarle- Gomawo… Me encanta –dijo con una enorme sonrisa, la cual
logró poner un poco nervioso al más alto
-N-No es nada Tae…
-sonrió también aunque algo tímido
Todos reían en
silencio por la situación que se presentaba ante ellos- Por eso le dije que buscara
el cachorro… -umma estaba muy orgulloso de su trabajo
-Ne… Fue una muy buena
idea amor –besó suavemente la mejilla de su novio
-Me harán enfermar con
tanta dulzura –se quejó por lo bajo Jonghyung
Capricho oculto-2
Al sentir su tono de voz me hize pequeño, no quería verle a
los ojos. No pude evitar que mis traicioneras mejillas se tornaran color carmín
al sentir como sus labios los besaban. Un suspiró escapó de mis labios en
cuanto sentí como aprisionaba mi lóbulo. ¿Qué intentaba hacer? Quería
escaparme, irme lejos y olvidarme de esta situación... Que va, no quería irme.
Este momento era algo que ni en sueños se me hubiese ocurrido que pasaría. Aún
no le miraba, no me sentía ni preparado ni lo suficientemente fuerte para
hacerlo. Estaba seguro de que si lo hacía me dejaría llevar, cosa que no podía
permitir.
¿Por qué? ¿Por qué se negaba a verme como lo hacía siempre?
Cambié de posición su rostro, así por fin podía mirarme. Me acerqué a sus
labios y arrimé mi cuerpo contra el suyo. -Vamos...- ¡Hazlo, hazlo, hazlo!
¡Déjame ver cómo sales del molde por mi culpa. Déjame sentir qué es lo que se
oculta detrás de esa actitud tan falsa.
-...Vladimir... -pronuncié, como si fuese un suspiro que
afloró desde el alma, tan dulce que no parecía venir de mí. Fingía que no sabía
su nombre, siempre lo llamaba 'enano de pacotilla', 'rusito', 'imbécil'. Pero
lo sé, sé como se llaman hasta las cucarachas de este castillo, el que me
aprisiona con su herencia.
Tomé atrevidamente su mano. La manejé, la conduje por debajo
de mis ropas, haciéndolo testigo del calor de mi piel. Parecía que sus dedos
fluían, hasta que los detuve en mi pectoral izquierdo, donde el corazón latía
ferviente.
Sentí como movía mi rostro, obligándome a verle. Finalmente
encontré su mirada, aquella por la que tuve que contener mi aliento en más de
una ocasión. Esto no debería estar pasando, no quería que me viera así. Todo se
echaría a perder si eso pasaba. Escuché como me llamaba, ese suspiro que
reflejaba mucho más de lo que parecía. Nunca esperé que supiera mi nombre,
jamás me había llamado por él. Estaba perdido en mi propio mundo cuando sentí
un calor en mi mano, bajé la mirada y noté como estaba tocando su piel. Esa
piel tan suave. Quería más, quería tocarlo y disfrutar de él, sentirlo,
apropiarme de sus labios y suspiros. Finalmente mi mano dejó de moverse para
sentir los latidos de su corazón. ¡Dios! ¡Estaba sintiendo su corazón! Presioné
mis dedos sobre aquel pecho que tanto me hubiese gustado ver antes y que no lo
hice por miedo a perder mi control. Podría haber sido de quienes ayudan a
cambiarle pero sabía que solo sería una mala idea. Mis ojos volvieron a los del
rey, mi rey. Pude sentir mis mejillas arder. Yo creo que ya eran fuego en mi
rostro. Mi mano libre empezó a moverse. Comenzaba a perder el manejo de mi
cuerpo. Antes de que me diera cuenta mi mano había llegado a su rostro. Lo
estaba acariciando. Lo tenía tan cerca que podía sentir su respiración contra
mis rostro.
Al diablo todo. Terminé con las distancias que nos
separaban, aprisionando sus labios con los míos. Al fin, luego de tanto los
tenía para mí y solo para mí. Mi mano, la cual acariciaba su mejilla bajó a su
cuello, aún acariciándolo antes de atraerlo más. No permitiría que esto se
convirtiera en un beso robado y algo de provocasión. Este sería mi momento para
dejarme ver. Esta faceta que tanto tiempo mantuve oculta finalmente salía y no
se ocultaría tan facilmente de nuevo. Bueno, tal vez cuando recupere la
conciencia y reaccione, pero ahora era otra persona, era quien en secreto lo
había ideolatrado gracias a todo lo que mi compañera me contaba de él, era
quien sin darse cuenta se enamoró de su persona, era quien deseaba conocerle de
verdad, era quien le hubiese gustado mostrarle antes.
Era embriagador. Como si su alma realmente hubiese
despertado de un largo sueño. Rodeé su cintura con un brazo, paseando los dedos
de forma descendente y ascendente, casi rozando la piel de su abdomen. Con la
mano libre, me ocupé de sentir la alta temperatura de su rostro.
Sentía la lujuria acariciarme las entrañas. Lo había
logrado, su verdadero ser salió a flote, y yo lo estaba presenciando. Sólo yo,
ningún otro más. Nunca dejaré de preguntarme por qué ocultaba su esencia bajo
una sonrisa servicial, siendo tan atrayente, tan tentador.
-Al fin... -era mi capricho, uno oculto tras los insultos y
los malos tratos. Había descubierto que no quería provocarlo, lo deseaba para
mí. Y parecía que él tenía el mismo antojo. Era sólo cuestión de tiempo que
apareciese. Pero no estaba satisfecho, por más que sonriese por mis adentros.
Necesitaba más, esa sensación en el pecho quemaba.
No podía dejar de besarlo. Su tacto era dulce y me incitaba
a seguir. Hacía danzar la lengua contra la suya, con osadía. Mordía sus labios
y le arrancaba un suspiro.
Me dejé hacer, ya no tenía control en mis acciones ni
deseaba tenerlo. Después de tanto tiempo en silencio finalmente podía tenerlo
para mí. Esto parecía un sueño. Seguramente me despertaré en mi cama con sus
gritos de todos los días. Pero no importaba, nada importaba ahora. Escuché ese
leve susurro antes de volver a besarle. Ese sabor tan único que solo él podía
tener, algo tan característico que solo su persona poseía.
Quería más, quería sentirle en todo su esplendor, quería
poder decir que era mío, aunque sabía que eso no pasaría no me importaba. Volví
a bajar mi mano hacia su pecho, dejando ambas en el mismo. Todavía no podía
creer que esto estuviese ocurriendo, insisto en que es un sueño. Cuando ambos
nos separamos por falta de aire le miro a los ojos, esos que tanto me
hipnotizan siempre. Tomé su rostro con ambas manos y besé una vez más sus
labios.
Moviendo un poco mis piernas, aprovechando que su agarre a
las mismas se había aflojado, hice que diéramos un giro, quedando yo encima de
él. Me aparté nuevamente de él y acaricié su rostro, contemplándolo y
admirándolo- Esto... Esto es un sueño, ¿verdad? -pregunté sin ser realmente
consciente de mis palabras. Solo quería saberlo, y si en verdad era un sueño,
no quería despertar. No aún.
Sonreí, pero no como lo hacía siempre, sino de una manera
cálida, una real.
-¿Tan imposible parece?- lo encerré con los brazos. No
quería dejarlo ir. En un arranque, presioné los dedos conjunto a las uñas de
éstos, rasguñándolo y trazando un camino hasta la parte baja de su espalda. Lo
besé, al principio de forma brusca, y luego suave y empalagante. Desplacé la
mano y dibujé en su pecho, quedando varado en el botón de su pantalón, jugando
con él, hasta que finalmente lo desprendí. Flexioné una pierna, frotando con la
rodilla sutilmente su entrepierna. El próximo objetivo era su cuello, al que me
dirigí, lamiendo y besuqueando, mordiendo y succionando para dejar mi marca en
él.
-Eres tan lindo... -admití entre pausas.
Desvié un poco la mirada mientras asentía. En verdad me
parecía imposible que esto estuviese pasando. Sentí como me sujetaba,
impidiéndome cualquier forma de escape cuando sentí sus dedos rasguñar mi
espalda. Se sentía una sensación deliciosa porque fuese él quien lo hiciera.
Correspondí su beso, notando como su fuerza y brusquedad desaparecían a medida
que este avanzaba. Un escalofrío recorrió mi torso completamente al sentir esa
caricia. en cuanto me di cuenta que abrió el botón de mi pantalón abrí los
ojos. ¿En verdad llegaríamos a eso? Iba a decir algo pero mis palabras fueron
ahogadas en un suave gemido que logró escapar de mis labios, llevándose consigo
el resto de cordura que quedaba en mi mente.
Sus besos en mi cuello se sentían tan bien, quería que me
marcara, que me hiciera suyo, que yo le perteneciera, pero no como un
sirviente, sino como eso que tanto había deseado y que parecía comenzar a
cumplirse. Al escuchar sus palabras mis mejillas enrojecidas aumentaron su
intensidad, si es que era posible- N-No digas eso... -respondí como pude. Sabía
que no era feo pero de todas formas jamás me consideré alguien apuesto.
Ladee el rostro, brindándole un poco más de espacio al otro
mientras seguía sintiendo sus besos. Mis manos, que se encontraban en el pecho
ajeno, fueron detrás de su cabeza, empezando a jugar con su cabello, ese que
tantas veces quise tocar y me abstuve de hacerlo para mantener mi papel de
sirviente y solo de sirviente.
-Eres más que eso -sonreí. Acerqué mis labios a su oído-
eres hermoso, Vladimir... -Esa sensación dentro de mí crecía, cada vez más.
Nunca me había imaginado que él fuese alguien así, ni que me hubiese permitido
besarlo, tocarlo, acariciarlo como lo hacía, porque el siempre debía ser
distante y frío para conmigo.
-Bésame... -le pedí, y relajé por completo el cuerpo. Quería
ver lo que haría conmigo, la forma en que su ser era corrompido. Moví las
manos: una a su cintura, otra, a su pantalón, deshaciéndome de él, dejando ver
su ropa interior. Masajeé la zona suavemente, intensificando apenas por cada
movimiento que hacía.
Suspiré en cuanto escuché sus palabras. ¿Esto era real?
¿Acaso el rey, mi rey, estaba diciendo que era hermoso? Era algo inimaginable
para mí, pero allí estaba. Sus caricias invadían mi cuerpo, sus besos me
embriagaban, su ser era demasiado para mí.
Escuché su petición. Le miré a los ojos, esos que tanto me
hipnotizaban. Sostuve su rostro con mis manos antes de acercarme para comenzar
a besarle con intensidad. Tenía esa necesidad de sentirle en toda su extensión,
quería todo de él.
En cuanto sentí el masaje que aquella zona recibía ahogué un
gemido en el beso que había unido nuestros labios. Moví mis caderas al ritmo de
su mano. Ya estaba fuera de mí y no pensaba determe a estas alturas.
Mis manos viajaron por su torso hacia su pantalón donde
imité las acciones del otro, masajeando aquella zona.
Me uní a él en aquel beso, dando un profundo suspiro al
sentir su tibieza tan cerca de mí. El frotamiento en su entrepierna era
constante sin dejar de ser eficaz y astuto. Sin embargo, me olvidé de todo. Del
desastre en mi habitación, de mi cargo en la nobleza, de todo aquello que no
tenía importancia en el momento. Éramos ambos, dos personas corrientes
deseándose, fundiéndose en el calor de nuestras pieles.
Su respiración me incitaba a seguir, ni hablar de los jadeos
o gemidos que sentía cada vez que le tocaba. Desplacé con ligereza el dedo
índice de la mano libre por su espalda, remarcando la columna y sonriendo por
los escalofríos que le causaba.
-Dime... dime lo que quieres, lo que deseas... -decía
murmurando entre besos, algo agitado- y te lo concederé, Vladimir. -Siempre
hacía énfasis en su nombre, me había acostumbrado a él, no más insultos, no más
violencia contra él.-
Todo era perfecto, nada interrumpiría aquel momento que
tanto había soñado. Un escalofrío recorrió toda mi columna. ¡Dios! Su mano se
sentía tan bien sobre mi piel. Solo nosotros dos y nadie más. Mis gemidos
salían sin pudor por culpa de las acciones de su mano. Aún seguía sin creerlo,
sin creer que esto estuviese ocurriendo. Escuché sus palabras y no pude evitar
suspirar. ¿En verdad me estaba diciendo aquello? Por favor no me despiertes...
Noona no me despiertes por favor- Quiero... -me aparté para verle a los ojos-
Te quiero a ti... -dije antes de volver a besarle, acariciando suavemente su
entrepierna. Desabotoné sus pantalones para bajarlos y quitarlos. Ya comenzaban
a estorbarme el no poder sentir más de su piel. Era demasiado para mí, pero no
iba a retractarme. Acaricié su miembro por sobre la tela de su ropa interior,
notando como la zona se estimulaba y reaccionaba a mi caricia. Continué besando
esos labios que eran tan adictivos ahora para mí sin detener mi mano.
Me gustaba tanto. Sus suspiros alimentaban la lujuria que
crecía dentro mío. Sonreí, incluso podría decir que me sonrojé al escucharlo.-
¿...A mí? -susurré algo sorprendido. ¿Quién habría imaginado eso? Me costaba
creer que alguien con quien me divertía maltratandolo podía decir que me
deseaba. Sentí un leve cosquilleo cuando me libró de los pantalones, los cuales
comenzaban a apretar. Lancé un leve gemido al sentirlo allí, tan cercano a la
piel. Sin que él lo espere, giré sobre la cama, quedando arriba nuevamente.
-Mi turno... -musité, haciendo que sintiese mi aliento
cálido en su oído. Me desplacé por su barbilla, cuello, clavículas, pectorales,
estómago. Besándolo, sintiéndolo, saboreandolo. Llegué a sus caderas y mordí
suavemente su piel, dejando mis marcas allí. Con los dientes, me deshice de su
ropa interior, llevándola hacia abajo. Tomé algo firme el miembro que comenzaba
a tomar rigor y lamí sin más el largo de éste, para luego posar los labios en
la punta, rozando con mi lengua la zona.
Su gemido fue música para mis oídos, ese sonido que no
cualquiera escucharía provenir del rey. Ese tirano rey que en realidad no era
más que un niño, un niño del cual me había enamorado gracias a todo lo que la
noona me contaba. A pesar de que ciertas cosas me molestaban, por lo general
reía y me divertía. Esas pequeñas cosas provocaron que, en cierta forma
comenzara a apreciarlo. Incluso aunque me maltratara yo sabía que no era real,
que en verdad había otro rostro debajo de sus perfectas facciones heladas y sin
sentimiento. Yo lo sabía y no permitiría que nadie más lo supiera, esa fue mi
promesa. Preferí quedarme siempre al margen, insultándo al rey de vez en cuando
para disimular esa atracción que sentía por él. Y su belleza no hacía más que
complicar las cosas.
Me sorprendió el sentir el cambio de posiciones pero no le
preste atención, ya que enseguida un suspiro logró escapar de mis labios por
escucharle. El recorrido que hizo por todo mi cuerpo fue algo fuera de este
mundo, esas sensaciones que me invadían se sentían muy bien. Quería más. Gemí
al sentir como me marcaba nuevamente como suyo. Ah, que bien se escuchaba.
Sentía como me dejaba completamente desnudo y a su merced, estaba a su
disposición y me gustaba. Otro gemido se hizo presente en mis cuerdas vocales
en cuando su lengua encontró mi miembro. No podía dejar de gemir por sus
acciones, todo era algo demasiado excitante y mi mente no lograba procesar ni
la mitad de las cosas que pasaban. Arquee la espalda en cuanto sus labios
estuvieron en la punta de mi miembro, sintiendo su lengua, la cual me estaba
enloqueciendo.
No quería dejarlo ir. Creo que nunca había estado tan
fundido de esa forma con alguien, sin duda no. Era extraña la forma en que la
situación se había tornado. Personas tan distintas, de sangre diferente,
despreciándose uno al otro, ahora estaban besándose y sintiendo el roce de la
piel del otro, suspirando por ello.
Cerré los ojos apenas para sonreír, mientras me ocupaba de
lo que hacía con mis fauces. Quizá para los nobles sería deshonrosa esta
relación, la de un sirviente y un rey. ¿Pero a quién le importaba? A los únicos
que les incumbía era a nosotros dos, quienes prácticamente teníamos la mente
volando por la galaxia más lejana.
Besé su rigidez, succionando y lamiendo, apoderándome
lentamente de ella con la boca.
A lo mejor mi capricho no era provocarlo, ni enfadarlo, ni
entristecerle. Tal vez mi capricho era él, su persona, su ser y su esencia
entera. Toda para mí, no la compartiría con nadie más, por más que aflorase el
egoísmo de mi latente corazón, el cual hervía junto a mi cuerpo entero.
Luego de unos momentos volví a ponerme a la altura de su
rostro. Mirándole con los ojos entrecerrados, destellantes de deseo y calidez,
le susurré, rozando sus labios con los míos al hablar.
-Serás mío, todo mío... -quería que hiciese lo que su mente
le decía. Que obedeciese a sus instintos, que haga de mí lo que a él le plazca.
Iba a continuar la frase con un 'y yo seré tuyo, completamente tuyo...', pero
las palabras fueron ahogadas en un beso de los mejores que había presenciado en
mi estúpida y vacía vida.
Esto era cada vez más y más excitante. Mi mente volada, no
sabía dónde estaba ni tampoco me importaba, solo quería estar con él, en sus
brazos y tenerlo para mí.
Su boca y lengua hacían un trabajo enloquecedor, todo era
demasiado para procesarlo. En cuanto le tuve de nuevo a la altura de mi rostro
quería besarle pero me contuve al ver que decía algo. Escuché con atención y no
pude contener mi impulso de besarlo. Pero no como lo había hecho antes, este
beso contenía más que solo lujuria y deseo, decidí dejar en ese beso mis
sentimientos, esperando que estos llegaran a mi rey.
Hice que giráramos nuevamente, había perdido la cuenta de
cuántas veces rodamos ya pero no importaba. Al tenerle de nuevo debajo mío
coloqué una pierna a cada lado de su cadera, sentándome sobre las mismas.
Aún seguíamos en el beso pero la falta de aire nos hizo
separarnos. No me alejé de su cuerpo en ningún momento, solo unos centímetros
para poder decir:
-Siempre lo fui, y siempre lo seré -al terminar de hablar
volví a besarlo, haciendo que mis manos recorrieran todo su torso. Empecé a
bajar, imitando las acciones que había sentido antes en todo mi sistema
nervioso. Besé, lamí y mordí con suavidad sus labios, cuello, torso, uno de sus
pezones, luego el otro, sus abdominales. Al llegar a sus caderas me detuve un
instante para verle. En cuanto su mirada se encontró con la mía empecé a quitar
su ropa interior, única prenda que quedaba sobre su maravilloso cuerpo. Cuando
que me deshice de la molesta prenda volví a sus caderas. No aparté en ningún
momento la mirada de sus ojos.
Finalmente llegué a su miembro. Lo sostuve y le di una lenta
lamida, siempre observándole. Al llegar a la punta engullí su sexo sin pudor,
comenzando a mover mi cabeza en una lenta felación.
Un suspiro retumbó en mi garganta con tal beso, disfrutando
cada milisegundo, siendo que éste tenía un toque especial, como si de magia se
tratase. Me era algo desconocido, probablemente porque cada vez que tenía estos
encuentros eran fríos, los besos no tenían sentido, al menos no para mí. Esas
mujeres que mi tío me mandaba como un obsequio, como si fuesen objetos que uno
usa hasta que se aburre.
Cerré los ojos, levantando el mentón, entreabriendo los
labios ante el placer que él me daba, elevando el volumen de mis gemidos
interrumpidos por la respiración agitada. Aferré las manos a las sábanas como
si estuviese por caer de un precipicio y éstas fueran rocas. Intenté gesticular
un par de palabras sin éxito. Su accionar me hacía titubear, cerrando los
párpados con fuerza, interrumpiendo la conexión entre miradas.
No pude quedarme quieto. Comencé a mover las caderas
suavemente en un movimiento ondulante, al ritmo de la felación.
- A-ah... Vladimir... -luego de un momento, sostuve su
rostro como pude, haciéndole posar sus ojos en los míos nuevamente. Lo atraje
hacia mi rostro nuevamente, besándolo. Coloqué las manos sobre su cintura
presionando su cuerpo contra el mío, comunicándole en cierta forma que quería
continuar, quería satisfacerme aún más.
Sus gemidos eran cada vez más y más sonoros, y eso me
encantaba. Amaba saber que era yo quien provocaba sus gemidos, que era mi
nombre el que pronunciaba entre suspiros, que era a mí a quien deseaba.
Sonreí internamente al notar como movía sus caderas. Quería
brindarle el mayor placer posible, y al parecer estaba haciendo un buen
trabajo.
Jamás escuché un solo gemido de él, ni yo ni nadie. Todos
sabíamos de los "obsequios" del tío hacia él, aunque todos decían que
parecía gozar mucho, nunca nadie mencionó al rey, todos decían de los gemidos
de las chicas que pasaban por sus sábanas, pero nada sobre mi rey.
Sentí como atraía mi rostro hacia el suyo. Obviamente me
dejé hacer, ya que no tenía control sobre mí. Correspondí su beso con gusto,
sintiendo su agarre en mi cintura. Su mano parecía amoldarse tan bien a mi
cintura. Noté como nuestros cuerpos se apegaban nuevamente. Comprendí
perfectamente lo que quería, yo también quería más, y quería sentir a mi rey en
todo su ser.
Moví un poco mis caderas, logrando que nuestros miembros
desnudos se rozaran, creado una deliciosa fricción. Le besé con desespero
mientras seguía moviendo mis caderas. Mis manos fueron a su rostro, ese rostro
que tantas veces quise tocar de esta forma y jamás me lo permití. Acaricié sus
mejillas antes de posarme nuevamente con una pierna a cada lado de sus caderas,
sentándome una vez más sobre estas. Volví a mover mi cuerpo para crear una vez
más esa deliciosa fricción, logrando que gemidos comenzaran a aparecer en mis
cuerdas vocales.
Me aparté de su rostro para enderezarme y mirarle desde
arriba. Le observé en todo su esplendor, belleza y placer que dejaba ver. Me
mordí el labio inferior inconscientemente- Mi rey... -susurré antes de mover
nuevamente mis caderas sin acercarme a él. Quería verle disfrutar aunque sea
por un momento. Quería apreciarlo por completo.
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